Meditación del Padre Gustavo
28 de Diciembre de 2025
En este domingo después de Navidad, celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Después de la vida el regalo más importante que Dios nos ha dado es la familia. La estabilidad emocional y afectiva se aprende en las familias. El propósito principal de una familia es levantar a los hijos y educarlos en la fe.
Hermanos es tiempo de buscar a la familia y evaluar que ha sido con nuestras vidas, como ha sido nuestra relación con papá, mamá, los hijos, hermanos, abuelos, primos en fin con cada uno que la conforma. Si hemos estado unidos o separados por algunas razones. Hoy te invito a abrazar tu familia como fuente inagotable de amor y perdón.
Es tiempo de buscar motivos de reconciliación, alegría y gozo…este año que termina hemos tenido momentos difíciles, de incertidumbre pero no tengamos miedo de compartir y vivir con la familia los mejores momentos. Para los matrimonios jóvenes o ya de largos años de convivencia, es importante como afirma San pablo a los Colosenses. “Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión”.
Debemos todos honrar a padre y madre con regocijo pero Dios nos sigue honrando como sus hijos,: Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre. Luchemos, defendamos y sobre todo trabajemos por tener una familia bien fundamentada.
Oremos por los inmigrantes que están pasando por alguna circunstancia y el Dios de la vida los libre y proteja de todo mal. Encomendando a la Sagrada Familia que sin saber dónde quedarse se convirtieron en una familia de inmigrantes que llegaron a un pesebre y se mantuvieron para recibir al Salvador. Dios vino ante el asombro de María y José, llamados a acoger y acompañar lo extraordinario de Dios en lo ordinario de su humanidad.
Que Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, movidos con fe por la acción del Espíritu Santo.